ASESINATOS DE DOCE PERSONAS EN BRASIL ESTAN RELACIONADOS CON EL HOROSCOPO CHINO
Brasil se conmocionó por los asesinatos de doce personas que comenzaron hace varios meses y que parecen tener una extraña relación con el horóscopo chino.
En las calles, las casas, las escuelas, los periódicos, revistas y radios, hasta en las estaciones de policía, el asunto es uno solo: quién es el asesino y por qué persiguen a quienes de una u otra forma tienen que ver con la familia Ferreto, unos prósperos comerciantes emigrados de Italia e instalados en Sao Paulo?
Si es cierto lo que dice la prensa, ¿cómo logró el inspector de policía Olavo Rodríguez desenmascarar al criminal?, se pregunta aturdida la población.
Para fortuna de los cardíacos, el misterio llegó al final en 1995 y no atormentará más a buena parte de los 150 millones de brasileños -que eran en esa época-, que cada día contenían el aliento frente a sus televisores a la espera del desenlace de la telenovela La Próxima Víctima, una de las mejores telenovelas brasileras y del mundo. Para mí es la mejor junto con la otrora brasilera «Vale Todo».
Como en las tramas policíacas de Agatha Christie, el culpable de La Próxima Víctima bien pudo ser Alfredo, el mayordomo de la mansión de los Ferreto. El problema es que tan sospechoso como él fueron casi todos los personajes de esta historia.
Desde importantes diarios hasta revistas de farándula pasando por el televidente puro y simple, estaban encantados de que las tramas dulzonas que se acostumbran en el género de las novelas hayan sido remplazadas por un argumento en el cual el suspenso llevaba el hilo conductor.
A partir del primer capítulo de la telenovela -programada para durar 200- el escritor de ésta Silvio de Abreu se dedicó a eliminar, uno por uno, a doce de los protagonistas y personajes secundarios de la historia. Algo así como el 20 por ciento del elenco fue diezmado por un misterioso o misteriosa señora Killer por cuya identidad los brasileños anduvieron haciendo apuestas y cuyo nombre no fue conocido ni siquiera por los actores.
Justamente para reservar la sorpresa hasta el final, la Rede Globo (segundo canal más grande de la Televisión mundial que es de Brasil) apeló a una estrategia nunca antes probada en la historia de las telenovelas brasileñas: el capítulo final se grabó dos horas antes de la emisión por lo que el nombre del asesino -o asesina- fue conocido por el actor que interpretó al detective de la novela casi simultáneamente en el momento en que lo pronunció.
Cualquier precaución era poca para mantener a salvo de filtraciones la respuesta al interrogante que tenía intrigados a los brasileños.
La prensa especializada en televisión, acostumbrada a utilizar los más extravagantes recursos para anticipar la trama de las telenovelas a su lectores, se confesó derrotada por la efectividad del sigilo impuesto por la Rede Globo en esa ocasión.
Llegamos a infiltrar a una reportera entre los extras , confiesa Airton Almeida, director de redacción del semanario Contigo, quien encuentra pocos antecedentes de un entusiasmo como el que ha despertado La Próxima Víctima entre los amantes del género.
Hace 15 años que trabajo en periodismo de televisión y no recuerdo muchas telenovelas que causaran esta conmoción nacional , asegura, y da como prueba el hecho de que los índices de audiencia de la historia estén rondando los 60 puntos, inclusive en ciudades en donde la oferta de canales pasa de 50.
El éxito de La Próxima Víctima pudo estar relacionado con el hecho de que los brasileños se podían disfrazar de detectives y repasar a diario con sus amigos o compañeros de trabajo las hipótesis que apuntaban a los posibles sospechosos.
Esta especie de telenovela interactiva no pasó desapercibida ni siquiera en las estaciones de policía en los que -según registraban periodistas- investigadores de carne y hueso discutían seriamente sobre el tema y no ahorraban argumentos para demostrar quién era el asesino.
Para el periodista Ismael Fernández, autor del libro «Memoria de la telenovela brasileña», la clave de tanto entusiasmo no radicaba solamente en que todo el país quería saber quién era el autor de las muertes, sino en que se trató de una telenovela con una idea muy bien concebida dominada por la trama policial y sazonado con momentos memorables de humor y romance.
Tanta exaltación se explica también en un país en donde las telenovelas son una manía nacional compartida por todas las edades y clases sociales, y en donde las grandes redes invierten sumas formidables para sofisticarlas y popularizarlas cada vez más.
Este entretenimiento que según Fernández ejerce sobre algunos una especie de fijación demoníaca, en Brasil es una industria de gran envergadura que exporta sus productos a más de 60 países. Las redes de televisión, en especial la Globo, llegan a gastar entre 40 y 50 mil dólares para producir cada capítulo de sus telenovelas, para no hablar de la acostumbrada construcción de ciudades cinematográficas al mejor estilo de Hollywood, ni de los sueldos astronómicos que ganan sus estrellas.
Por suerte para los peruanos, podemos ver esta fantástica novela que recoge mucho de los grandes clásicos del suspenso-desde Hitchcock, Lovecraft, Poe, Stephen King hasta Agatha Christie- de lunes a viernes a las 8pm por el canal de señal abierta Global.
A mí no me gustan las novelas pero ¡cómo espero con ansias todos los días que sean las ocho de la noche para ver La Próxima Víctima!. Para mí ésta es la mejor hora de todo el día.