CIERTAS VERDADES Y MUCHAS MENTIRAS SOBRE EL GRAN JOHN ROCKEFELLER

A mediados del 2013 se presento en el canal televisivo History Channel una interesante serie con el nombre «Gigantes de la Industria», la cual trata básicamente sobre la vida de los mas grandes empresarios del siglo XIX y XX, aquellos pioneros que forjaron las bases para posteriores emprendimientos.

(Si no conoces de esta serie puedes verla en el siguiente enlace: Gigantes de la Industria)

La serie mencionada hace referencia sobre las biografías de los empresarios, posteriormente magnates, Andrew Carnegie, Cornelius Vanderbilt, Henry Ford, y principalmente de John D. Rockefeller, en la cual, hasta se revelan sus encuentros, acuerdos, desacuerdos, y rivalidades por la competencia de convertirse en el hombre, no sólo más rico e influyente de Estados Unidos, sino del mundo. (En perspectiva general el programa se orienta en los hombres que construyeron los Estados Unidos)

Sin embargo, aunque alguno de estos multi-millonarios comenzaron desde raíces muy humildes (tema usualmente utilizado por cuestiones comerciales), no fue el caso de todos, como se hace creer de Rockefeller. Por ello a continuación les proporcionare once de las inexactitudes que se dicen en aquel programa que, «como conocedor de aquel personaje-según nos dice el sitio informativo «Por Todos los Medios»-puedo dar fe sobre tales flagrantes mentiras.»

A juzgar por lo que se menciona en aquel sitio, no estaría mal dar una ojeada a tal critica e investigar un poco más sobre ciertas verdades que a veces se presentan a medias.

Mentiras sobre John D. Rockefeller que son mostradas como verdades en «Gigantes de la Industria» de History Channel.


MENTIRA 1:
John Rockefeller nació de una familia pobre; y vivió en una choza. Teniendo que trabajar duramente desde muy pequeño para mantener a su familia, vendiendo dulces y periódicos. FALSO

Realidad:
La verdad es que John Rockefeller nunca fue pobre, aunque tampoco rico. Su familia gozo de pertenecer al estrato social de la clase media, viviendo en los suburbios. Más verdad sería de que desde pequeño John Rockefeller tuvo iniciativa por los negocios y las ventas, pero no por necesidad claro esta.



MENTIRA 2:
El padre de John Rockefeller, o estafador William Rockefeller («Diablo Bill»), era un desobligado, mal ejemplo, que abandono a la familia dejándolos en la miseria. Incluso hasta el punto de robarle a sus propios hijos. El único legado del «Diablo Bill» para el pequeño fue: «Nunca confíes en nadie, John, ni siquiera en mí», dijo tomando el dinero que el pequeño John Rockefeller había ganando vendiendo dulces en la calle. FALSO

Realidad:
John Rockefeller jamás quedó en el desamparo. Aunque si es verdad que su padre era un estafador, por lo cual gano el apelativo de «Diablo Bill», al engañar a incautos indígenas vendiéndoles pociones falsas, ausentándose largos periodos de su familia por cuestiones laborales, jamás abandono a su familia, la cual nunca tuvo carencias económicas. Al regresar el «Diablo Bill», lo hacia con abundante dinero y costosos regalos para todos. Tanto cuido de su pequeño hijo John que le costeó la escuela de contabilidad.

Así mismo, William (el «Diablo Bill»), no le robaba a sus hijos, jugaba con ellos engañandoles con juegos pedagógicos; una vez William Rockefeller dijo: «Claro que engañe a mis hijos cada vez que pude; queria volverlos duros». De hecho, el ejemplo del «Diablo Bill», fue definido para el pequeño John, pues le enseño a hacer negocios, a ser cruel en ellos, y a estafar.


MENTIRA 3:
Rockefeller, después de trabajar durante varios años en un empleo sin futuro, logra «ahorarra lo suficiente» por si mismo para establecer su propia compañía, que se dedico a la venta de queroseno. (Un derivado del petroleo, muy empleado en la época para alimentar las lamparas). FALSO

Realidad:
Rockefeller no lo hizo solo. En realidad, el pudo ahorrar únicamente 800 dolares, y nuevamente su padre le ayudo prestandole 1000 dolares que le faltaban (con intereses), para asociarse con un amigo y poner su primera compañia, que estaba dedicada al rubro cafetalero, moviendose posteriormente a área de la refinación.


MENTIRA 4:
John Rockefeller fue un duro, pero sobre todo un inteligente negociador que a base de astucia y mano dura compraba refinerias y empresas rivales para acabar con la competencia. FALSO

Realidad:
John Rockefeller fue mucho más que sólo un duro e inteligente negociado, su comportamiento era criminal y ganster (por utilizar un termino más cercano). Adquiriendo los negocios de la competencia a la fuerza por precios irrisorios. En palabras sencillas logro montar una pequeña mafia organizada en la que llego a estafar a viudas, comprandoles su petroleo a la tercera parte de su valor (en referencia al precio de costo). Se calcula que una vez consumado su empresa a mayor escala, 1 de cada 11 de sus trabajadores moria por hacinamiento laboral, sin contar a los que morían fuera del lugar de trabajo por las intoxicaciones producto del lugar de trabajo. Las jornadas laborales eran entonces de 12 a 16 horas diarias de 6 a 7 días a la semana. En 1913 mando a disparar al campamento de trabajadores que osaron levantarse en huelga, muriendo mujeres y niños. Por tal motivo a los capitalistas de la época como él, eran llamados los Barones Ladrones.



MENTIRA 5:
John Rockefeller forjo su fortuna con cierta crueldad contra sus competidores pero más que nada, con esfuerzo y trabajo duro, y aunque la estiró al máximo, siempre obedeció la ley. FALSO

Realidad:
Frecuentemente infringía la ley, haciendo su fortuna principalmente en base a acciones inmorales e ilegales (sin ética); la mayoría de movimientos bursátiles y fiscales le llevaban a quebrantar la ley, la cual eludía frente a los jueces, a favor de la compra de gobernadores, senadores, y hasta de presidentes.



MENTIRA 6:
El queroseno era la nueva y económica manera de iluminar los hogares pobres en el siglo XIX. El problema es que éste era producido de manera desigual, ocasionando que fuera un combustible peligroso de usar, pues el queroseno mal refinado tendía a explotar. Rockefeller creó para el pueblo norteamericano un producto confiable, siempre igual, económico, llamado Standard Oil, producido por la empresa del mismo nombre, asegurándose de que en adelante fuera asequible para todos. FALSO

Realidad:
El combustible de la Standard Oil de Rockefeller era económico, sí, mientras hubo competencia; en cuanto logró eliminarlos, subió de inmediato los precios a su antojo, dejando a muchos hogares pobres en la oscuridad de nuevo. Es decir, lo convirtió en un monopolio para con clientela segmentada.

MENTIRA 7:
Era tanta la depredación y abuso de los monopolios, que la ira popular impulsó a un candidato a la presidencia que prometió acabar con ellos y encerrar a los Barones Ladrones. Así que, de manera excepcional, Rockefeller, J.P. Morgan y Carnegie (Los mismísimos Barones Ladrones) formaron una conspiración para imponer a su propio candidato: McKinley, quien no
tocaría sus monopolios, y lo lograron; en 1897, McKinley fue electo Presidente. Esta situación fue una excepción histórica sólo posible gracias a las «singulares condiciones de la época», pero irrepetible ahora. FALSO

Realidad:
En efecto, los Barones Ladrones impusieron a un Presidente: McKinley; la mentira está en que haya dejado de suceder: desde esa elección, cada uno de los presidentes norteamericanos republicanos ha sido aprobado e impuesto por los Barones Ladrones (ahora se les llama Grandes Corporativos). Y a partir de 1963, también imponen a los presidentes demócratas.



MENTIRA 8:
El plan de los Barones Ladrones falló cuando McKinley fue asesinado y llegó al poder su adversario Theodoro Rooselvet, enemigo de los monopolios; quien llevó a juicio a la Standard Oil y a Rockefeller, y la obligó a dividirse en 37 compañías más pequeñas. FALSO

Realidad:
La llegada de Theodoro Rooselvet no cambió nada: el famoso juicio contra la Standard Oil fue en realidad una farsa: a pesar de todos los cargos criminales en su contra, Rockefeller no pisó la cárcel, y la división de la Standard Oil incluso lo hizo más rico aún; él y su familia conservaron todas las acciones de las nuevas compañías, control que mantienen hasta la fecha. 



MENTIRA 9:
John D. Rockefeller encarna al espíritu norteamericano y al capitalismo mismo, al defender la empresa y la libre competencia. FALSO

Realidad:
El lema principal de Rockefeller era «La competencia es un pecado; por eso hay que eliminarla»; así que se dedicó a comprar, usando los métodos más sucios, las refinerías de sus competidores, para luego cerrarlas. Llegó a controlar más de el 95% del petróleo de norteamérica, creando el primer y único monopolio absoluto. Paradójicamente, el verdadero espíritu del capitalismo es que no haya ninguna libre competencia. 


MENTIRA 10:
Al ayudar a construir los EEUU y el mundo moderno, el legado de John D. Rockefeller es positivo. FALSO

Realidad:
El legado de John D. Rockefeller y de la Standard Oil continúan hoy día, pero no es nada positivo: las grandes compañías petroleras que nacieron de la Standard Oil, como Esso, Exon, Sohiol, Amocol, Cheyron, Conoco, o Mobilgas siguen dirigidas por la familia Rockefeller, y siguen empleando los mismos métodos de depredación, sólo que a escala mundial: ahora mandan a sus empleados, los Presidentes norteamericanos, a desestabilizar e invadir países enteros para controlar su petróleo. Antes vertían los deshechos de la refinación en los ríos norteamericanos, ahora lo hacen en los mares del planeta entero. Rockefeller intentó bloquear el desarrollo de la electricidad, pues mató la venta del queroseno; si por él hubiera sido, seguiríamos usando lámparas de petróleo. Hoy, las petroleras bloquean el uso de tecnologías alternas a la gasolina, pues perjudicarían la venta de petróleo, aunque se siga contaminando el planeta. En general, paralizan toda energía alterna al petróleo. ¿Y el planeta? ¡Para qué se mete en mi camino!


MENTIRA 11:
Puede ser tachado de muchas cosas, pero al final de su vida, Rockefeller se convirtió en la persona más generosa del planeta. Sus biógrafos le consideran el más grande filántropo que ha existido, pues desde que en 1896 se retiró por sus convicciones religiosas a una granja, los últimos 43 años de su vida regaló o donó más de 550 millones de dólares. 

De éstos, el 80% fue a parar a cuatro organizaciones caritativas creadas por Rockefeller: la Fundación Rockefeller, la General Education Board, el Instituto Rockefeller para la Investigación Médica (hoy Universidad Rockefeller) y la Laura Spelman Rockefeller Memorial, creada en 1918 y absorbida por la Fundación Rockefeller en 1929. 

Los Rockefeller compraron y cedieron a los Estados Unidos: Yosemite, Yellowstone y otros inmensos parques nacionales. Cedieron a la ciudad de Nueva York, donde vivían; el Radio City Music Hall, el Museo de Arte Moderno de N. Y., el Rockefeller Center y el terreno para la construcción del edificio de las Naciones Unidas, entre otras muchas donaciones desinteresadas y generosas. FALSO

Realidad:
John D. Rockefeller fue hasta el último día de su vida, el hombre muy avaro. Era ya multimillonario, y según se sabe por algunas crónicas, el regalo más caro que le pudo dar a sus hijos fue un triciclo para compartir. Se negaba a dar limosna a las ancianas pobres y demás menesterosos que se le acercaban cuando pasaba por la calle. Usaba el mismo traje viejo y gastado hasta que se deshacía por el uso. 

¿Entonces porqué ahora hay quienes sostienen que Rockefeller era de lo más generoso? Bueno, todo formó parte de una magistral jugada en las que Rockefeller mejoró su deteriorada imagen pública, evadió impuestos e hizo más dinero en el camino. La imagen de Rockefeller
en 1896 es la de un viejo avaro y cruel. Y pronto estuvo consciente de que era necesario sanear esa imagen, pues la mayoría del pueblo norteamericano, y varios jueces y senadores deseaban verlo en la cárcel. Así que comenzó a donar dinero, y las donaciones en Estados
Unidos son 100% deducibles de impuestos. Es decir, cada dólar que donas es un dólar que el fisco te perdona al pagar impuestos.

Además, todo el dinero que donó eran acciones de la Standard Oil, que ya mencionamos, pasaron a poder de las fundaciones del propio Rockefeller; y las fundaciones no pagan impuestos por sus transacciones ni por heredar propiedades. De este modo, Rockefeller pudo decir que se deshizo de mucho de su dinero, cuando en realidad lo consevó, sólo poniéndolo en manos de presta nombres, y logrando dejar de pagar millones en impuestos. A partir de entonces, una serie de biógrafos pagados han hecho un gran esfuerzo por sanear el nombre del apellido Rockfeller y esta familia pueda seguir enriqueciéndose impunemente. Como parte de la campaña para sanear su imagen, Rockefeller comenzó a aparecer en diversas publicaciones sonriendo afablemente (aunque se tiene referencia de que no le gustaba hacerlo).




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