EL FOTÓGRAFO QUE RETRATA A LOS FANTASMAS WI-FI
En 1939, el fotógrafo e investigador ruso Semyon Kirlian descubrió por accidente que aplicando una corriente eléctrica sobre un objeto en contacto con una placa fotográfica, ésta quedaba impresa con una imagen. Los resultados recordaban lo que todos describiríamos como el aura del objeto. El salto hacia los terrenos de lo oculto y lo paranormal no tardó en llegar y, así, los investigadores menos ortodoxos acabaron otorgando a las técnicas del ruso la categoría de «fotografía del alma». Sus aparatos también han sido usados extensivamente para tratar de capturar presencias fantasmales.
Pasaron las décadas, y los fantasmas multiplicaron. Hoy, nuestra convivencia con presencias invisibles es constante. Ya no sólo son los secretos del pasado los que nos rodean. También los espectros del campo electromagnético y cada vez más las ondas wi-fi de los miles de dispositivos digitales que pululan a nuestro alrededor. Como los fantasmas y los recuerdos, las ondas están compuestas de una materia que les permite estar ahí sin estar. Influir en nuestras vidas sin ser vistas. En ese campo de confluencia entre lo etéreo, lo digital, lo humano y lo metafísico se haya el trabajo artístico de Luis Hernan.
Desde su base de operaciones en la Universidad de Newcastle, Hernan trabaja en un ámbito que él denomina «digitalethereal», y que entiende no sólo como una exploración tecnológica sino como una reflexión artística sobre la idea de lo permanente y lo efímero, lo visible y lo invisible, y sobre cómo cada generación lidia con sus propias presencias.
Para ello ha creado una serie de videos, performances y sobre todo fotografías a partir de su particular modificación del Sistema Kirlian. Construido en madera, con un sistema integrado de luces LED y Arduino, su aparato reacciona con diferentes colores según la intensidad de las redes wi-fi que le rodean. Mediante fotos de larga exposición, Hernan consigue una representación bella de todo lo invisible, y sobre todo nos recuerda que, lo queramos o no, nunca estamos del todo solos:










Vía: Playground