LA VIDA AL MARGEN DE LA SOCIEDAD DE CONSUMO


En estos tiempos marcados por la perdida de confianza en (casi) todo, ahogados como estamos por las agotadoras demandas del trabajo y el parpadeo constante de esas tecnologías que nos animan a estar permanentemente conectados, siempre localizables, siempre al tanto de todo, el deseo de huir de las rutinas y escapar del mundanal ruido urbano siempre está ahí la naturaleza para escapar hacia ella. Y eso es lo que hizo un buen día el fotógrafo francés Antoine Bruy: romper con la rutina, lanzarse a la carretera en busca de experiencias vitales distintas, dignas de ser documentadas.
Vida al margen del mercado
Entre 2010 y 2013, Bruy vivió de forma nómada, haciendo autostop a través de Europa, sin ningún rumbo o destino fijado de antemano. En su camino fue encontrando a personas que, como el bueno de Thoreau, habían decidido cambiar lo malo conocido, las comodidades y las presiones vanas de la sociedad moderna, por una vida más libre, primitiva y salvaje al margen del mercado, en contacto directo con la tierra.
Bruy se topó con gente muy distinta. Un joven Vincent estudiaba matemáticas hasta que un día decidió mudarse a Ramounat, enclave del departamento de Ariege conocido por ser la cuna del movimiento ‘Back-to-the-land’ en Francia. En el pequeño pueblo suizo de Ces conoció a Sabine, profesora de filosofía y literatura en el pasado, y hoy pequeña ganadera junto a su marido Christian, que trabajó como ingeniero antes de optar, hace ya treinta años, por la vida rural en el valle de Leventina. En Sierra Nevada se encontró con Kate, una inglesa que hace dos décadas llegó a España en burro y acabó asentando en la Alpujarra granadina, cerca de Bayacas. El fotógrafo pasó tiempo junto a estos y otros individuos, a veces sólo un par de días, a veces varias semanas, ayudándoles a labrar la tierra o a cuidar de su ganado, o simplemente conversando con ellos sobre su elección de vivir en retirada del mundo. Ese es el origen de una serie de fotografías que recibe el nombre de Scrublands y que Bruy pretende continuar el próximo año en suelo norteamericano.
Así es la vida en los bosques de aquellos que han decidido dar la espalda a una sociedad de consumo que no aprueban.

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