Aunque tienen una forma y una estructura muy bien definida, los cuentos infantiles pueden tener un significado diferente para diferentes culturas y tiempos. Esto se puede apreciar explorando las diferentes versiones existentes de las historias más populares.
Por ejemplo, el cuento de Blancanieves es bastante interesante.
En la versión original, la malvada madrastra de Blancanieves es obligada a bailar, durante la boda de su hijastra con el príncipe encantado, con unas sandalias muy particulares, en lo que sería una especie de macabro regalo de bodas para la princesa.
Es así cómo culmina la versión original de este cuento:
Después de ponerse sus mejores galas, la reina se situó delante del espejo y preguntó:
Espejo, mi fiel espejo,
que cuelgas en la pared,
la más hermosa del reino,
¿puedes decirme quién es?
Y el espejo le contestó:
Eres, mi señora, hermosa en verdad
pero en el palacio del país vecino
la joven esposa lo es mil veces más.
La malvada reina soltó una maldición, y sintió tanto desasosiego, tanto, que no sabía que hacer. Al principio, pensó que no quería ir a la boda, pero no pudo resistir la curiosidad: tenía que asistir y ver a la joven reina.
Y cuando llegó al palacio, reconoció a Blancanieves, y fueron tan grandes su terror y desconcierto que quedó petrificada, incapaz de hacer un solo movimiento. Pero habían metido ya en el fuego unos zapatos de hierro y los trajeron con unas tenazas y se los pusieron. Y la reina tuvo que andar y bailar con los zapatos al rojo vivo, hasta que cayó muerta.
Otro caso de interés es el de La Cenicienta del cual se conocen por lo menos 340 versiones, la más antigua proviene de China y data del año 850. La versión de los hermanos Grimm incluye escenas en las que las hermanastras de Cenicienta cortan pedazos de sus pies para poder calzarse la zapatilla de cristal.
En todo caso La cenicienta ofrece uno de los peores ejemplos de las más bajas pasiones que pueden anidar en el espíritu humano, y que además debieran evitársele a los niños, como lo son: la envidia, los celos, la animadversión hacia madrastras y hermanastros, la vanidad y el apego a la vestimenta y otros objetos materiales.
Otro de los grandes protagonistas de la literatura infantil es el Pinocho de Carlo Collodi, un muñeco de madera que se transforma en un ser de carne y hueso, como símbolo de la evolución hacia la toma de conciencia por parte del niño.
Pero, ¿es Pinocho realmente un cuento para niños?:
Leamos un fragmento de la versión original, aparecida en 1881.
(Capítulo 15: Pinocho está siendo perseguido por unos asesinos, cuando, de pronto, ve entre los árboles una casita blanca como la nieve) :
Después de una desesperada carrera de casi dos horas, llegó jadeante a la puerta de la casita y llamó.
No contestó nadie.
Volvió a llamar con violencia, pues oía acercarse el rumor de los pasos y la afanosa respiración de sus perseguidores.
El mismo silencio.
Advirtiendo que el llamar no servía de nada, empezó, en su desesperación, a dar patadas y cabezadas a la puerta. Entonces se asomó a la ventana una hermosa joven de cabellos azules y rostro blanco como una figura de cera, con los ojos cerrados y las manos cruzadas sobre el
pecho, la cual, sin mover los labios, dijo con una vocecita que parecía llegar del otro mundo:
-En esta casa no hay nadie. Están todos muertos.
-¡Ábreme tú, por lo menos! -gritó Pinocho, llorando y suplicando.
-Yo también estoy muerta.
-¿Muerta? Y entonces, ¿qué haces en la ventana?
-Espero el ataúd que vendrá a llevarme.
Pero adentrémonos un poco más en el oscuro mundo de los cuentos infantiles:
Se sabe que la versión de los hermanos Grimm de La bella durmiente, en la que la princesa es despertada por el casto beso del príncipe que la rescata, es una alteración que elimina los elementos de canibalismo, violación y adulterio del relato original.
Éste apareció por el año 1528, y en él, el príncipe, que no logra, por más que grita, despertar a la princesa durmiente cuyo nombre es Talia, procede a abusar sexualmente de ella para luego regresar a casa con su esposa. La princesa da a luz gemelos y es el hecho de que éstos mamen de sus pechos lo que la hace despertar. Cuando el príncipe pasa de nuevo por el lugar y ve que Talia ha despertado y tiene dos hijos suyos se los lleva a todos a palacio. La esposa, que no tiene hijos propios, trata de matar a los niños diciéndole al cocinero del reino que los prepare para la cena. Pero el príncipe se da cuenta a tiempo del macabro plan y arroja la mujer al fuego. Por último se casa con Talia y viven felices… por siempre jamás.
No quiero terminar este artículo sin recomendarles la lectura, a los interesados en el tema, de un libro poco conocido de los hermanos Grimm, que lleva por título: «El Enebro y otros cuentos», ilustrado por Maurice Sendak. Un libro de cuentos infantiles no recomendado para
personas de corazón débil y que, por supuesto, no debe caer en manos de los niños.