LOS CHIMPANCÉS HABLAN, SUMAN, MANEJAN HERRAMIENTAS Y TIENEN MÁS MEMORIA QUE LOS HUMANOS
Los chimpancés no se pueden quedar callados. Desde que aprendieron el lenguaje de los sordomudos, su parloteo tiene fascinados a los investigadores. Además, han demostrado que saben sumar, manejar herramientas y, sobre todo, trampear. Casi parecen humanos.
Que los chimpancés saben hablar era un secreto a voces entre los especialistas. Pues sí, hablan con las manos como los sordomudos, siempre y cuando alguien se tome la molestia de enseñarles. Tal fue el caso de los Gardner, una pareja de psicólogos de Estados Unidos.
Desde entonces las muestras de inteligencia de estos simios no han dejado de multiplicarse. Los científicos, que consideraban a estos animales hundidos en la imbecilidad absoluta, se han puesto a estudiar sin prejuicios a los chimpancés y orangutanes. Y han llegado a conclusiones espectaculares. Además de sus complejas formas de comunicación, los chimpancés saben hacerse almohadas de hojas para sentarse y utilizar hojas grandes como toallas. Usan piedras como martillo y yunque para cascar nueces y manejan palos para extraer hormigas de un hormiguero. Y saben reconocerse cuando se ven en un espejo, mientras los demás animales huyen despavoridos.
Lo más llamativo es su capacidad para trampear, ésta es conocida desde siempre en los laboratorios. A los chimpancés les encanta guardar agua en la boca hasta que se acerca a su jaula el encargado para bañarle la cara, y poner enseguida expresión de mono que nunca ha roto un plato. Y cada vez que rompen cosas y viene el cuidador a castigarlos, hacen el signo “Yo bueno” mientras se acusan entre sí con el dedo.
Antes se pensaba que la inteligencia de los chimpancés equivalía a la de un niño de cuatro años. Ahora se ve que su picardía sobrepasa con creces a la de cualquier tierno infante. Pero el debate se ha puesto al rojo vivo con un último hallazgo de la neurología. Un rasgo del tejido cerebral -la asimetría del planum temporal- que se creía exclusivo de los humanos se ha hallado en los chimpancés. La coincidencia importa porque esa región cerebral es responsable del lenguaje en los humanos. El dato viene a acortar el abismo que se quiso tender entre esos monos y una especie que se ha querido creer la única poseedora del lenguaje. Los últimos y más recientes resultados sobre el comportamiento de los chimpancés han descubierto para los científicos una forma de cultura, algo que se creía exclusivo de la especie humana. Los expertos en comportamiento han descubierto en las subespecies de chimpancé africano una larga lista de 39 hábitos de comportamiento y una gran variabilidad entre dichas subespecies que es mayor que la existente dentro de un mismo grupo; eso excluye la genética como base de ese comportamiento y deja el paso a una cultura aprendida
Jane Goddal, una etólogo de renombre mundial. Goddal empezó a observar los chimpancés a comienzo de los años 60 en Gombe Stream. En un artículo de ensayo de la revista “Science”, esta experta recuerda la prohibición no tácita que existía en los círculos etológicos cuando se abordaba el tema de la mente simia: los monos sencillamente no tenían mente. Cuando Goddal escribió su primer artículo de investigación para una revista técnica en el que daba fe de sus observaciones, los editores de la publicación tacharon todos los pronombres como “él” o “ella”, para cambiarlo por el término neutro “ello”. Como Goddal recuerda, “No tenía intención de labrarme un nicho en la comunidad científica, sólo quería observar y aprender de los chimpancés”. La etóloga no cedió a esos cambios y los chimpancés aparecieron reflejados como seres con personalidad y no meras cosas. Goddal recuerda sus primeras observaciones cuando notó que uno de los chimpancés, bautizado como David Greybeard, no solo usaba trozos de rama para atrapar las termitas sino que pelaba las ramas de hojas fabricando así un instrumento.
Por otra parte, un reciente estudio parece haber dotado a los chimpancés con una cualidad bastante envidiable por algunos humanos: la memoria a corto plazo. El estudio, llevado a cabo en la Universidad de Kyoto en Japón, ha comparado el desempeño de nueve estudiantes universitarios, tres chimpancés jóvenes y las madres de estos chimpancés. Sucesivas pruebas fueron las que se plantearon a los participantes, y en muchas de ellas los chimpancés superaron el desempeño de los seres humanos.
Un ejemplo de esto es la prueba más difícil que se les planteó a los participantes. Ésta consistía en visualizar una imagen con números en la que éstos parpadeaban durante 0.21 segundos, y los voluntarios debían dar cuenta de la ubicación de los números. El caso es que los humanos resultaron derrotados, y los créditos se los llevó un chimpancé de 5 años que duplicó a los humanos con una efectividad de un 80%.
«Mucha gente cree inocentemente que los humanos son las (criaturas) más inteligentes de este planeta. Creo que este estudio ha mostrado muy claramente que se equivocan», fue lo que afirmó Tetsuro Matsuzawa, profesor implicado en el experimento. Sin embargo, los chimpancés viejos no lograron superar a los humanos, lo que da la pauta de que a medida que se acrecienta la edad de los chimpancés, decrece su memoria.