MATRIMONIO SIN HIJOS

Lejos de la idea que todos deben tener hijos y que así se completa una relación amorosa, hay una tendencia que crece lentamente y que tiene que ver con la decisión de no tener bebés. 

Por ejemplo, hay alrededor de medio millón de personas en Argentina -según un estudio de la consultora Ignis- que se alinean con esta forma de vida, en la que pañales, chupones y mamaderas se miran a través de la ventana de los amigos y hermanos. Las razones de esta elección son múltiples, pero la libertad aparece como un denominador común. Desarrollo profesional, bienestar económico, tiempo para uno, viajes, cultura y espectáculos forman parte de una rutina rica en ocio y recreación.

La decisión de muchas parejas de no tener hijos ya está instalada en países desarrollados y crece con fuerza en todo el mundo. Es materia de preocupación de algunos expertos por el envejecimiento de la población. En los Estados Unidos, por ejemplo, se calcula que nada menos que 31 millones de parejas eligen una vida sin niños, según la American Demographics Magazine. Además, el censo nacional de 2009 muestra que el 44 por ciento de mujeres prefieren no quedar embarazadas.

En China, el país más poblado del mundo, el 12,4 por ciento de los habitantes no desean hijos (¡80 millones de parejas!). En España, el número creció un 75 por ciento en apenas cinco años, según la consultora De la Riva Investigación Estratégica. A fines de 2012, este tipo de parejas representaba el 3,4 por ciento de los hogares en México, el 4,5 en Brasil, el 14 en los Estados Unidos y el 17,6 en el Reino Unido, según la agencia Reuters. La Oficina Nacional de Estadísticas del Reino Unido informa que una de cada cinco mujeres elige allí no ser madre, y una de cada tres mujeres con título profesional no tiene hijos.

Puede ser que a algunos no les guste esta nueva forma de vida pero hay que reconocer que es muy válida ya que una persona no debe tener niños por mandato o costumbre. Y es que venimos de una cultura religiosa monoteísta que desde el Génesis nos dice reproducíos y multiplicaos. Tenemos esa impronta cultural como una huella casi imborrable hasta tal punto que a esa demanda se la consideró natural e instintiva.

Relaciones modernas

Hay un nuevo rol de la mujer en la sociedad relacionado con esta decisión de las parejas de no tener hijos. «Aparece una tendencia en clases de profesionales medias y altas que tiene que ver con el cambio de la mujer y su inserción en el mercado laboral. La cuestión de la carrera es tan importante que queda relegada la maternidad y paternidad», comenta la Dra. en Psicología Social y Profesora investigadora del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) Diana Barimboim.

«En nuestra sociedad todo es tiempo presente y el hijo es un compromiso para toda la vida y eso los asusta mucho», especifica como resultado de la encuesta sobre 356 casos.

Este grupo de parejas sin hijos ha despertado el interés de diferentes tipos de empresas. Como trabajan tanto el hombre como la mujer, y gastan su dinero en ellos, son un blanco interesante para el marketing. El 78 por ciento de los casados sin hijos suelen ser clase media-alta, y más de la mitad (el 59 por ciento) tiene estudios terciarios o universitarios, según los diez mil casos analizados por Ignis.

Viajes, ropa, comida gourmet, tecnología, masajes, son algunos de los rubros a los que destinan sus ingresos. Para el 33 por ciento es frecuente ir a comer a restaurantes; para un 32 por ciento, tomar algo en bares; visitar los shoppings es una elección del 22 por ciento, y entretenerse en eventos culturales resulta un programa para el 15 por ciento.

Cuando aparecen estas conductas en una sociedad, inmediatamente se arman polémicas que son extremistas y carecen de análisis. Ni bien ni mal, diferente, podría ser una manera de pensar en estas parejas que tal vez se ven interesadas por otras cuestiones.
Las innovaciones de este tipo disparan visiones simplistas que favorecen las estigmatizaciones o los pronósticos catastrofistas sobre el fin de la familia. En ambos casos, suele olvidarse que las formas de organizar los vínculos familiares están insertas en complejos procesos sociales, económicos y culturales, y cambian a lo largo del tiempo, pero que, en cada momento histórico, existen distintos modos de vivir en familia en una misma sociedad.

Es difícil encontrar libros sobre parejas que no tienen hijos por elección. En su búsqueda sin éxito, la escritora estadounidense Laura Carroll, escribió uno de los primeros en 2000, cuyo título podría traducirse como Familias de dos: entrevistas con parejas felizmente casadas y sin hijos por elección (Families of two- Interviews with Happily Married Couples Without Children by Choice se consigue por Amazon).

Luego de entrevistar a varias parejas sin hijos de diferentes ciudades de Estados Unidos, Carroll llegó a conclusiones que derriban algunos mitos. Uno es que se trata de personas inmaduras, irresponsables o egoístas. Al contrario, las parejas que deciden no tener hijos son muy responsables y la gran mayoría tienen una muy buena relación con los niños. Sólo que eligieron otro camino..

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