PELÍCULAS PARA EL PROCESO DEL DUELO O SEPARACIÓN DE UN SER QUERIDO (FILMO TERAPIA – CINE TERAPIA)

El ser humano posee un mecanismo natural de adaptación a la pérdida de seres queridos en cualquiera de sus formas: muerte, separación accidental, separación forzada, enfermedad, etc. Es lo que llamamos proceso de duelo.
El duelo consta de una serie de fases que debemos reconocer y vivirlas de forma natural. Son fases normales que deben vivirse y que no conllevan ningún tipo de locura o trastorno, son emociones negativas con un objetivo, superar la perdida.
La psicología nos propone 5 fases en su evolución: Negación, Regateo, Ira, Depresión y Aceptación.
  1. La negación o shock es la primera etapa de adormecimiento, incredulidad e irrealidad, se producen pensamientos o palabras como, “No creo que – No puede ser”
  2. La negociación o regateo implica la realización de promesas y suplicas tales como, “Voy a ser tan bueno si sólo puedo despertar para encontrar esto no ha sucedido” o “Voy a hacer todo lo correcto, si sólo…”. Muchas veces esta fase implica el sentimiento de culpabilidad, un sentimiento normal que se caracteriza por declaraciones como: “Si sólo he tenido… Si sólo yo no hubiera… hecho o dicho o pensado algo”.
  3. El enfado o la ira es otra etapa muy difícil, pero necesaria para hacer frente a la realidad y llegar más allá de la pérdida.
  4. La tristeza, en donde nos damos cuenta de lo que perdemos y lloramos por ella, esta fase puede aparecer y desaparecer y ser diferente cada vez en cuanto a duración e intensidad se refiere.
  5. La aceptación y esperanza vienen cuando finalmente entendemos que nunca seremos el mismo, pero encontramos un sentido y propósito en nuestra vida.
La función del duelo es adaptar a la persona a la nueva situación de una forma natural y equilibrada. El problema ocurre cuando se produce un bloqueo del proceso de duelo, provocando un dolor excesivo respecto a todo lo ocurrido.
Por ejemplo, un marido que pierde a su mujer y se niega a reconocer su muerte, anestesiado y sumido en la drogas, esta persona está anclada en la primera de la fase y sufrirá de una ansiedad desorbitada. Ejemplo de Película: Con amor, Liza (2002) de Todd Louiso.
O el chico abandonado por su novia y que intenta solucionarlo de todas las formas posibles, rogándole, cediendo, llamándola frenéticamente, diciéndole que cambiará hasta destrozar su propio orgullo y por lo tanto su autoestima. Este chico se ha clavado en la fase de la negociación y como hemos visto su seguridad caerá por los suelos y sufrirá de una frustración que posteriormente le hundirá en una depresión. Ejemplo de Película: No sos vos soy yo (2004) de Juan Taratuto.
Muchas personas se enfurecen con su familia por que ha dejado que muriera su ser querido hasta puntos extremos de acabar denostándolos y odiándolos por lo ocurrido. Estas personas han sido imbuidas por la fase del odio. Ejemplo de Película: Gente corriente (1980) de Robert Redford
Y por último, lo que suele ocurrir con más frecuencia, caer en un estado de melancolía, de tristeza infinita, de depresión que envuelve a la persona el resto de su vida y les inutiliza absolutamente. Estas personas se hunden en la fase de la depresión y no aceptarán nunca lo ocurrido. Ejemplo de Película: El turista accidental (1988) de Lawrence Kasdan.
La pregunta es por qué nos bloqueamos en estas fases, y por qué un proceso que en principio es beneficioso para el ser humano se suele volver tan en su contra. Muchas veces la razón es porque la sociedad nos ha educado a ir contracorriente y hacer frente a este proceso evolutivo, a ignorarlo. (Un caso claro hoy en día es la muerte y como nuestra sociedad la camufla en todas sus formas).
Otras es la actitud que tienen las personas ante lo que está ocurriendo a su alrededor, son actitudes defensivas que les impiden avanzar, miedos autoprotectores.
La misión de un terapeuta es enseñar al paciente a curarse a si mismo la herida causada por las circunstancias. Enseñarle los instrumentos para que el mismo aprenda a fluir por el proceso de duelo.
El objetivo es que aprendamos a conocernos, a reconocer nuestras virtudes y nuestras limitaciones, nuestros miedos autoprotectores y nuestras fortalezas. Reflexionar sobre ello y sobre todo ponerlo en práctica en el día a día. Todo lo que trabajamos en esta área de la Filmoterapia o CineTerapia está enfocado a este punto. Películas cuyos personajes deben enfrentarse a una pérdida pasada o futura y sus diferentes reacciones nos ayudan a enfocar la importancia de un proceso de duelo equilibrado.


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