SOY SOLTERA Y SIN HIJOS, SÉ LO QUE PIENSAS DE MÍ: ¿POR QUÉ NO ME HE CASADO?


A una mujer que cumplió los treinta hace rato y aún no se casa empiezan a lloverle las críticas. La familia, amistades, compañeros de trabajo, y hasta incluso desconocidos, le preguntan cuándo va a decidirse, que se le está yendo el tren y, más encima, la asustan con que la maternidad tiene fecha de caducidad.


Una mujer sola sin hijos es mal vista socialmente. La pueden tildar de frívola, egoísta y fría. Por el contrario, un hombre que no se ha casado, para muchos, es un tipo libre, feliz, entretenido y buscador de sí mismo, siempre y cuando no haya pasado los 45, pues aunque no lo sea, lo van a tildar de gay.
Un estudio recientemente realizado por especialistas de la Universidad de Missouri, en Estados Unidos, indican que las mujeres solteras siguen estando estigmatizadas en la sociedad actual. La presión social es mayor para las mujeres de entre 25 y 35 años, y se presenta de diversas formas. Su finalidad: tratar de «encaminar» a las solteras hacia formas de vida más convencionales o mejor dicho tradicionales como el matrimonio. Todo esto en contradicción con los grandes cambios que se han dado en las sociedades en los últimos tiempos.
Los resultados de las encuestas de este estudio, demostraron también que las mujeres solteras de hoy día deben afrontar diversas presiones. Por un lado, en sus entornos se les recalca a cada momento de que a medida que son mayores su realidad cambia: ya no tienen tantas posibilidades de escoger a un hombre, a partir de los 37 años corren mayores riesgos de salud si pretenden quedarse embarazadas, etc.
Ya sean hombres o mujeres, lo cierto es que el porcentaje de solteros crece año tras año. Pero, aún pese a esto, los solteros siguen acarreando un buen número de prejuicios. Un ejemplo sumamente conocido y que dio la vuelta al mundo por su artículo publicado hace un año atrás en el conocido diario Huffington Post estadounidense, es Melanie Notkin, quien tiene 50 años, es empresaria, conferenciante y un rostro muy conocido de las tertulias estadounidenses. Es una mujer exitosa, pero hay algo que le choca a mucha gente cuando la conoce: es soltera y piensa seguir siéndolo. Notkin ha hecho de esto su estandarte y ha dado voz a todas las mujeres que, como ella, han decidido no vivir en pareja ni tener hijos.
“Sé lo que estás pensando”, comenta Notkin en su artículo. “Puedo leerlo en tu cara… La sonrisa distraída, el gesto poco convincente, la frente ligeramente arrugada…Estás tratando de averiguar qué hay de malo en mí. La pregunta que te has hecho cuando has descubierto que era soltera y no tenía hijos es: ‘¿Qué problema tendrá?’”
Notkin continúa el artículo echándose flores. Al fin y al cabo es una mujer muy guapa, bastante atractiva, con un trabajo interesante y una agradable conversación… Pero, si estás soltera levantas sospechas. No es lo que esperamos de alguien así. Notkin tiene claro lo que acaban pensando los hombres con los que queda después de una cita: “Tiene que haber algo por lo que los hombres no la quieran, de lo contrario ya habría enamorado a alguien”.
Aunque no cabe duda de que el concepto de soltería está cambiando, muchas personas siguen teniendo que soportar un fuerte prejuicio social. Los hombres lo han tenido más fácil, pero para las mujeres ser soltera siempre ha sido un estigma, y sigue siéndolo en muchas cuestiones. Hasta hace no mucho, las mujeres mayores de 30 años que no habían encontrado pareja “se quedaban para vestir santos”. Una frase característica en muchos países que sigue costando eliminar del vocabulario. Ahora la edad se ha elevado, pero las solteras mayores de 40 años, que nunca han tenido pareja estable, siguen siendo personas que la sociedad considera inadaptadas y raras.
Para el psicólogo Esteban Cañamares el hecho de que haya más solteros no implica que realmente haya más personas que deciden serlo, sino que antes era algo que se ocultaba. Si llegabas a una edad sin pareja debías casarte por obligación. Ahora no, y por eso aumenta el número. 
Pero, Notkin no es la única voz de las nuevas solteras. En el mundo académico la mayor autoridad en la materia es la doctora Bella DePaul, profesora de psicología en la Universidad de California, y autora de dos libros importantes para entender el nuevo concepto de soltería que están defendiendo cada vez más mujeres. DePaul sostiene que las personas no son solteras porque no hayan tenido otra opción, sino porque así lo han decidido. Asimismo señala que lamentablemente muchas personas piensan que si alguien vive solo es porque “algo habrá hecho”. O es raro, o tiene algún tipo de enfermedad, o es insoportable, o ha tenido alguna desgracia familiar… Cualquier cosa antes que pensar que la persona ha decidido ser soltera porque sí, porque es lo que quería. 
Por lo visto, DePaul parece no equivocarse pues según algunos estudios, sólo el 30% de las solteras en pareja, de clase media y media alta, quiere pasar por el Registro Civil. De igual forma, estas solteras confiesan sentirse más plenas que las casadas. 
Según las estadísticas, las mujeres ya no son Susanitas de la clásica y conocida Mafalda. Un reciente trabajo del Departamento de Investigación Social de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales de Chile -«¿Convivencia o matrimonio?»- asegura que «en la clase media las solteras tienen un mayor grado de felicidad que las casadas». También, que «la felicidad de las mujeres hoy en día, no tiene tanto que ver con su estado civil sino con su nivel socioeconómico. 
Para la socióloga Mabel Ariño, la postergación de las uniones por parte de la mujer tiene que ver con «el cambio de la percepción que tiene de sí misma. Se ve un ser capaz de autoabastecerse económicamente que puede tener proyectos propios. La mujer no está dispuesta a resignar su estudio ni su autonomía. 
«Las mujeres, hoy se mueven con libertad en sus relaciones de pareja. Es por la producción de recursos propios, que las libera de la dependencia económica, antes obligada. La sexualidad actualmente ya no es deshonrosa en las mujeres, que descubrieron que el matrimonio, ese puerto antes anhelado, puede ser una prisión, de la que se cuidan», opina Irene Meler, coordinadora del Foro de Psicoanálisis y Género de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires.
La psicoanalista Ana Krieger dice algo por el estilo: «El casamiento fue la máxima aspiración en la vida social de una mujer. Si no lo lograba no era considerada fémina. Hoy la soltería pasó a ser un espacio de elección y solidez. 
«Hay un cambio de valores. Antes, la realización de la mujer pasaba por casarse y tener hijos. Hoy es el desarrollo profesional. Así, eligen afianzarse laboralmente porque saben que la reinserción tras la maternidad es muy complicada», opina Diana Rizzatto, de la Sociedad Brasileña de Terapia Familiar.
Para concluir este post, los cambios en las mentalidades costarán sin duda aún más tiempo, pero tú puedes empezar siendo la excepción.

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