YO NO TRABAJO: SOY AMA DE CASA

Una breve reflexión sobre el valor social otorgado al trabajo doméstico, e invitamos a las mujeres a ser las primeras en cambiar la percepción que tienen sobre el mismo pues las mismas mujeres tenemos muchas veces la culpa que los hombres no consideren el trabajo en casa valga la redundancia «Trabajo» y que encima de ello, más bien lo menosprecien. 

Comencemos por definir ¿Qué es trabajar? La Real Academia Española (RAE) nos ofrece 18 definiciones de la palabra trabajar, de las que vamos a recuperar solamente algunas.

Trabajar: Ocuparse en cualquier actividad física o intelectual. Aplicarse o dedicarse con esfuerzo a la realización de algo. Intentar conseguir algo, generalmente con esfuerzo.
Luego, identifiquemos las labores de una ama de casa: cocinar, barrer, poner la mesa, servir las comidas, ordenar, sacudir, lavar y secar platos, trapear, lavar ropa, doblar y planchar dicha ropa, comprar suministros para el hogar, cuidar y atender a los hijos como también al marido, etc. La lista es demasiado larga y varía de acuerdo a cada hogar y cada mujer.
¿No son estas actividades físicas? ¿No se dedican las amas de casa con esfuerzo a su realización? La respuesta es SÍ, por supuesto que sí. Entonces, ¿por qué no se le considera trabajo? Probablemente porque no se recibe ninguna remuneración en concepto de pago por realizar estas tareas domésticas o porque se considera que es una obligación que se debe asumir por ser mujer.
Estas concepciones totalmente erradas tienen una raíz patriarcal y machista.

Sin embargo, podemos concluir que ser ama de casa sí es un trabajo y uno de los más difíciles. Las jornadas de trabajo de una ama de casa no tienen un horario fijo ni definido, son las primeras en levantarse y las últimas en irse a la cama, las que deben levantarse durante algún contratiempo nocturno, no tienen vacaciones ni días de asueto; incluso en los paseos familiares deben estar a cargo de todo, no disfrutan en la misma medida que el resto de su familia. Siempre están solas, el marido en el trabajo, los hijos en la escuela, no hay tiempo de atender visitas y menos de salir con las amigas. Pocas veces se colabora en dichas labores, que son vistas como tareas individuales y aisladas que además numerosas de ellas llegan a ser agotadoras, un ciclo que parece no terminar nunca. Enfermarse no es una opción, pues no cuentan con seguro médico y nadie las sustituye en su trabajo, mismo que sólo se acumula durante sus días de incapacidad.
A pesar de las desventajas sociales que implica, siguen haciéndolo, cada día de su vida con la misma entrega de siempre. ¿Por amor? ¿Por obligación? ¿Porque no tienen otro empleo? Eso no lo puedo responder yo… Lo que sí puedo recomendar es lo siguiente:
Gratitud: Lo menos que podemos hacer es agradecer a esas mujeres que desde el hogar contribuyen a mantener a la familia.
Cooperación: ¿Sólo tu mamá o tu esposa tiene manos? Colabora en las tareas domésticas de tu hogar, aunque sea no agregando más trabajo y manteniendo el orden.
Reconocimiento: No se remunera, pero es trabajo. Y como cualquier trabajo, merece respeto, no menosprecio.
Y a las amas de casa, sugiero lo siguiente:
1. El trabajo doméstico no es su obligación exclusiva, si hay más personas en casa también deben contribuir.
2. Realizar todas las tareas domésticas sola, no te hace más mujer ni mejor madre. Estos roles no deberían estar completamente asociados.
3. NUNCA DIGAS “Yo no trabajo, soy ama de casa…”. Eso es restarte valor a ti y a tu importante labor, que debe comenzar a ser reconocida y apreciada por nosotras mismas.

4. Y muy importante: Conoce la diferencia entre Ama de Casa y una Mantenida para que ninguna persona te diga que eres una de ellas. Mantenida es la persona que nunca trabaja ni en la casa ni fuera de ella y que alguien le da todo lo que necesita, en cambio una AMA DE CASA es todo lo contrario,: hace las tareas del hogar y lo administra, es consejera, doctora, maestra, etc. y mantiene la estabilidad en un hogar. 

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